Navegando las Dualidades: Cómo el TDAH y el Autismo Se Superponen en Mujeres y algunas Estrategias para la Vida Diaria

En este complejo mundo de la neurodiversidad, existimos mujeres que  enfrentamos con frecuencia la intersección de dos condiciones significativas: el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) y el Trastorno del Espectro Autista (TEA). Es decir, cargamos con las dos cruces.

A pesar de que históricamente se ha pasado por alto la coexistencia de estas dos condiciones especialmente en mujeres, creo que es importante comprender cómo se entrelazan y sobre todo, ¡cómo afecta la vida diaria! 

Tradicionalmente, la percepción es que el autismo y TDAH es algo que padecen los niños y niñas y en todo caso, algunos hombres adultos y esto ha llevado a que muchas mujeres hayan sido (y sigan siendo)  pasadas por alto y en todo caso, diagnosticadas tardíamente, como fue mi caso. Las características presentes en el TDAH, tales como dificultad para mantener la atención y las acciones impulsivas, a menudo se entrelazan con los desafíos sociales y de comunicación asociados con el espectro autista en mujeres.

Desafíos en la comunicación social

Las mujeres con esta “mezcla” de TDAH y TEA con frecuencia enfrentamos obstáculos en la comunicación social; las sutilezas de las interacciones sociales como lo son el lenguaje corporal y las señales no-verbales pueden resultar muy confusas lo cual lleva a malentendidos y a tener en una sensación de desconexión.

Consejos prácticos que he obtenido para abordar esta situación incluyen, por ejemplo,  la práctica consciente de la comunicación no verbal y el  desarrollo de habilidades de empatía a través de ejercicios específicos que abordaré en otro artículo.

Dificultades en la Organización y la Rutina

La combinación de TDAH y autismo puede intensificar los desafíos diarios relacionados con el orden y la organización y también con la rutina. La capacidad de mantener una estructura diaria coherente puede ser muy complicada y afecta tanto la vida personal como la profesional. Algunas de mis estrategias efectivas incluyen el uso de herramientas de organización como agenda, calendario, aplicaciones para administración del tiempo y sobre todo, la creación e implementación de rutinas con cierto grado de flexibilidad pero bien estructuradas. 

Mi camino a lo largo de casi seis décadas y sin diagnóstico han hecho que mi mejor herramienta sea la “prueba y error” al imitar estrategias de otros y adaptarlas y ajustarlas a mi propia personalidad y mi propio andar.

Sensibilidad sensorial aumentada

Las mujeres con esta dualidad de condiciones experimentamos a menudo una sensibilidad sensorial más aguda que puede desencadenar con facilidad ansiedad y estrés. Desde el sonido de un pequeño goteo en el grifo del lavabo del baño hasta el ruido de carros y camiones en la calle, pasando por la sensación molesta de la etiqueta de la ropa rozándonos o algo tan aparentemente insignificante como el aroma de un palito de incienso, pueden ser detonantes de un  “meltdown”, como se le conoce a un episodio de una reacción a una sobreestimulación sensorial abrumadora.

Algunos consejos prácticos para gestionar estas reacciones incluyen identificar entornos que puedan desencadenar respuestas sensoriales intensas y aplicar técnicas de autorregulación, como la respiración profunda o el uso de objetos táctiles reconfortantes como son algunos “fidget toys”. 

Consejos prácticos para gestionar ambas condiciones 

  • Buscar apoyo profesional especializado, como psicólogos, neurólogos, psiquiatras  y terapeutas que tengan experiencia en ambas condiciones puede ser fundamental para un enfoque de tratamiento integral.
  • Crear un entorno que nos sea amigable, pues al ajustar nuestro entorno físico y social puede lograr que nuestra vida diaria sea más manejable. Esto puede incluir la creación de espacios tranquilos, minimizar distracciones visuales y la comunicación clara sobre las expectativas que tenemos sobre determinadas situaciones sociales. 
  • Desarrollar estrategias personalizadas para afrontar situaciones. El poder reconocer nuestras necesidades individuales es crucial, y diseñar estrategias como la utilización de recordatorios visuales o de audio, o la implementación de técnicas de relajación específicas nos puede ayudar a  mejorar la capacidad de gestionar ambos trastornos de manera efectiva.
  • Apelar a la educación y comprensión de la gente sobre estos padecimientos, empezando por nuestro entorno más cercano. Hablar con nuestras familias y amigos abogando por nosotras mismas y educarlos acerca de las complejidades y retos de cargas con las dos condiciones puede fomentar un entorno de empatía y apoyo. 

¡Vivir con una, otra o ambas condiciones es posible! En el andar del autodescubrimiento y el desarrollo de la asertividad y la aceptación propia, he descubierto que no necesariamente debemos “padecer” estas condiciones y podemos, incluso, disfrutarlas. 

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